
Así es. En toda su historia, el Real Madrid no había sido capaz de traspasar la línea de gol de las porterías del estadio de Gerland. Hasta anoche. Y tuvo que ser él, ¿Quién y qué mejor ocasión para hacer un gol así? Corría el minuto 64 de partido, cuando a Mou se le pasó por la cabeza el cambio de Manolito Adebayor para dar entrada al campo, a su campo, a Karim Benzema. Tan sólo le hicieron falta 46 segundos al francés para clavar una daga en el corazón lyonés y herir a los suyos. Un gol de bella factura, mezcla de calidad y algo de suerte, que Karim decidió respetuosamente no celebrar, aunque todos sus compañeros corrieron a abrazarle.
El partido se desarrolló con mucha intensidad y con claros tintes blancos, al menos hasta los 10 últimos minutos, en los cuales los lyoneses se atropellaron y embistieron al Madrid, hiriéndole a 7 minutos del final, un hombre con el nombre tan raro como sus cualidades futbolísticas, Bafetimbi Gomis se encontró un balón y tenía toda una portería para empujarla a la red, esta vez no podía volver a fallar, como en incontables ocasiones anteriores. Este hombre puso la nota amarga al partido que tan feliz se desarrollaba para los blancos, los cuales se habían estrellado dos veces contra la madera y habían tenido alguna que otra ocasión ante la fortaleza lyonesa. Michel Bastos, el más impetuoso de los bleus, vio una tarjeta amarilla que le impedirá acudir a la cita de vuelta, un duro mazazo para su equipo, ya que gran parte del poder ofensivo viene por su banda. A destacar del Madrid las ganas de Cristiano Ronaldo (y sus tomahawks siempre peligrosos) y la rigidez del centro del campo blanco que sostuvo todo el partido. El equipo bleu, muy correoso y rígido durante todo el partido y el Madrid, al tic-tac, nos regalaron un partido que fue el más visto de la temporada, y cuya presencia en los telediarios de hoy se equiparará a Gadafi.
Por tanto, el Bernabéu dictará sentencia. El 1-1 es favorable al Madrid, pero los blancos no deberían fiarse de este engañoso resultado, aunque no podemos negar que es positivo. Chamartín deberá ser una olla a presión, deberá ser un jugador más para aportar la fuerza que puedan necesitar en la batalla. El feudo blanco estallará el 16 de marzo y los blancos tienen que poner todo su empeño para así conseguir romper definitivamente la maldición de cuartos y poner un peldaño más en la escalera que asciende hacia Wembley.
En la vuelta se va decidir todo. Otros años sin cuartos sería ya algo...
ResponderEliminarUn saludo gentuza!
Por cierto gran crónica compañero. Ya podrían aprender otros de "medios serios"....
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