Con fe y trabajo se consiguen las cosas

Fines muy diferentes pero una meta clara, la victoria. Dos clubes del norte, uno que lucha por hacerse con una plaza europea y otro por seguir en la cumbre del fútbol español la temporada siguiente. Osasuna y Athletic llevaron a cabo un encuentro en el que no faltaron los goles, la polémica y la casta.

Muchos años hacía, concretamente 7, que el club de Caparrós no conseguía la victoria en el infierno rojillo. Los hombres de Mendilíbar no les iban a poner las cosas fáciles. Pero el día llegó. El partido se preveía reñido y duro, lo típico de un derbi del norte. Las declaraciones para caldear el ambiente y lo que había en juego fueron consecuencias que animaron el choque. La batalla arrancó, y en el primer minuto de partido Carlos Gurpegui tuvo que abandonar el terreno de juego al impactar su cabeza con la de Monreal. De ahí en adelante no mucho que destacar de una primera mitad en la que el aburrimiento fue el protagonista. Un tímido Osasuna que no terminaba de profundizar y un Athletic sin su fluidez habitual que buscaba solamente el pelotazo constante al "imán Llorente". Parecía un partido de una de estas ligas de la cual no tenemos conocimiento ni de ésta, ni del nombre de ningún jugador. Penoso inicio, sin goles en el marcador y con pocas ocasiones.

La segunda mitad empezó con un nuevo guión. La obra parecía ser otra. Era tan distinta a la anterior que a los 5 minutos Kike Sola aprovechó un balón suelto en el área chica y con una volea a la mediavuelta lo mandó al fondo de la red, 1-0. Con este resultado el equipo navarro se alejaba del descenso y los bilbaínos seguían apalancados en la 6º plaza a la espera del partido entre el Espanyol y el Atlético. Las opciones se le iban cerrando al conjunto rojiblanco. Más aún cuando a Parada Romero se le fue la cabeza y se inventó una segunda amarilla, quizá por soplar a Nelson, haciendo que Castillo se marchara a la caseta dejando a su equipo con un jugador menos.

A pesar de todo, los leones no paraban de rugir. Aunque la ausencia de Javi Martínez y sus arrancadas se hacían notar. El partido seguía su curso. El cuero corría a trompicones por el centro del campo sin un rumbo fijo. Rondando ya el minuto 70, apareció el de siempre. David López hizo uso de su guante y puso la bola en la cabeza del Rey León, 1-1 y 16 goles en su cuenta particular, rompiendo así su racha negativa de 5 partidos sin marcar. Los porteros no tuvieron mucho trabajo, pero uno de ellos sería el protagonista más tarde y no por sus paradas. Muniain, con su electricidad y picaresca, y Susaeta, con su entrada, serían los que iban a llevar a su equipo a la victoria. En una jugada esperriada se igualarían las fuerzas. El 14 del Athletic se marchaba en carrera para encarar a Ricardo y Sergio con un sutíl empujón lo mandó a la alfombra viendo la segunda amarilla.

El batacazo final llegaría en el último minuto de partido. Empezó con acción y terminaría con más. Iker Muniain, el más pitado en el Reino de Navarro por sus declaraciones, cogío la espalda a Nelson en una contra, y con una posible falta al ex del Betis por empujón y la ayuda del guardameta Ricardo se le quedó el esférico en sus botas tras chocar ambos. Y con un pegada perfecta, porque también hay que meterlo, puso a su equipo por delante en el marcador.

Así terminó el encuentro, el final de liga está cada día más cerca y las cosas no terminan por decidirse. Lo único claro es que el Athletic no deja de luchar nunca hasta el último segundo, y si no pregúntenselo a mi compañero Alejandro Hidalgo "el malaguista".

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